martes, 24 de diciembre de 2013

Belenes disfuncionales

Decía Kiko del Barco, 
compañero Jesuita del Pignatelli, en una homilía estos días,
que en los belenes de Navidad todo cabe.



Cabe la felicitación del pequeño de la casa hecha con botones. Cabe un papa Noel gordo y más grande que el pesebre porque lo han hecho los sobrinos o los nietos con toda ilusión. Cabe el coche, el muñeco preferido de playmobil, el pato más grande que el S. José, ¡hasta cabe Herodes a lo lejos!

Dios escoge nacer en un lugar donde todo el mundo quepa.
En el nacimiento ¿la cueva?, ¿el pesebre?, no hay puertas.
No hay filtros. 
Ciertamente no hay cuchillas. 

 No hay procedimientos, ni fronteras que pasar ni permisos que pedir…
Por eso cabemos todos. Caben los pastores, caben el buey y la mula, caben, los sabios de oriente… y cabemos nosotros con nuestras incongruencias y búsquedas y torpezas. En el Belén de Dios todos caben. Si nosotros somos incapaces de dejar fuera de nuestros nacimientos los muñecotes más queridos de los niños de la casa ¡Cuánto más Dios no dejará fuera de su Belén a ninguno de sus pequeños!
En el Belén que ponemos en Navidad todo cabe, porque en la cueva en la que Dios nace todo cabe. Es más, es porque Dios nace en una cueva que en nuestro Belén no sobra nada ni nadie, si está mediado por el cariño, por la ternura por el deseo de estar cerca del niño Dios.


Se trata quizás de “reflectir para sacar algún provecho”. En Navidad no sobra nadie de nuestro Belén. Quizás en el día a día, y siendo que Dios ya ha decidido darnos el reino porque somos pequeños y niños a sus ojos, tampoco debería sobrar nadie de nuestros belenes.

En estos días de festejos navideños podemos estar un poco más atentos a las personas que normalmente dejamos fuera. Y en el nombre del Dios de la Vida que nos acoge a todos en su nacimiento, dejar que se acerquen a nosotros, es más, salir a buscar a las personas alejadas y hacer porque se encuentren a gusto en nuestros belenes.

Sí. No es fácil. 
Es imposible para nosotros, pero no para el niño-Dios.
No se trata de negar las disfuncionalidades, ni de querer cambiar al prójimo por navidad, se trata de estar dispuestos a salir, de querer recorrer un camino hacia el otro. Es imposible para nosotros, pero no para Dios, con tal de que pongamos al niño en el centro del nacimiento. Es el niño recién nacido quien nos aglutina siendo distintos como somos.

Y si el niño es el centro, ya no sobra, ni el pato, ni el playmobil ni el papa Noel gordo… porque estamos juntos ante el niño para adorarle y eso nos iguala a todos.
Ojala que la magia de estos días en que todo es posible para Dios, el Niño nos conceda ver los belenes de nuestra vida con el cariño con que Dios los ve y nos ayude a acoger en ellos a esas personas que necesiten cariño y ternura, especialmente en estas fechas.

¡Feliz noche Santa! ¡Feliz disfuncionalidad!



1 comentario:

  1. Gracias Mordi. Feliz Noche. Nos gustan mucho tus cronicas. La hemos
    leido en el coche toda la familia camino de Zaragoza.
    Esperamos mas cronicas....

    ResponderEliminar